15 diciembre, 2010

LIMA EN 15

Escribo esta pequeña crónica luego de meses de profunda inactividad. Tengo 15 minutos para hacerlo, entre reunión y reunión. Estoy en un hotel en el distrito de San Isidro en Lima y ya debo partir a encontrarme con otra persona que no conozco.

Me vino un impulso implacable por describir esta ciudad. Es tercera vez en el año que estoy acá y luego de algunas buenas caminatas por grandes avenidas (no sé por qué me da por caminarla) puedo asegurar que debe ser una las 5 ciudades en el mundo con más alta tasa de bocinazos por minuto. Lo increíble es que 99% de ellos son simplemente producto de la severa impaciencia de los conductores. Porque aquí los recurrentes cruces suicidas de carros doblando en tercera fila no son castigados con ningún ruido.


Es especial Lima... con un grotesco casinito en cada cuadra con sus propios san pedros, de terno, corbata y detector de metales. Quizá uno de los más elegantes del barrio pobre de la avenida Faucett tiene varios metros de alto con una fachada dorada cartón piedra y una estatua de la libertad de 4 metros.


En Lima hay guardias por todos lados custodiando la entrada a distintos lugares, tiendas, restoranes, edificios. La riqueza rampante brilla demasiado –no se puede esconder– en medio de una ciudad con una buena parte aún a medio construir.


Me atrae Lima… La Lima de la Plaza de Armas y del barroquismo pop del Hotel España del centro. La Lima pudiente y pobre, la Lima que crece rampante sin tiempo para ser digerida. La Lima elegante, la de las buenas plumas de Jaime Baily o de Etiqueta Negra; la Lima de los Alan García, de los Toledo, de los vale otro. La Lima de la memoria corta, con Keiko con altas posibilidades de ir a segunda vuelta el próximo año. La Lima latinoamericana, la de las fuerzas centrífugas, la del eterno retorno, como el amor insano, el que mata lentamente, como el picor del rocoto luego de la primera mordida.

31 mayo, 2010

DE NUEVO GAZA

A esta hora está reunido el Consejo de Seguridad de la ONU, instancia paraestatal débil, anacrónica y sin ningún tipo de incidencia real. A esta hora los activistas de la flotilla se ven obligados a firmar un papel para su deportación o ir presos. A esta hora Israel comienza una vez más una estrategia comunicacional –siempre impecables, la última, sin ir más lejos, aquella que le permitió desviar las acusaciones fundadas del uso de fósforo blanco y otras armas prohibidas contra la población palestina en Gaza hace menos de 2 años– explotando el argumento “la misión no tenía fines verdaderamente humanitarios” y mostrando videos de cómo las fuerzas especiales israelíes son atacadas con palos y hondas al abordar las naves. A esta hora, por último, vuelve a reflotar el viejo pretexto de la defensa propia, el mismo que justifica que cuando un cohete es lanzado desde la frontera de Gaza hacia territorio israelí, se lancen otros 100 de vuelta muchos más potentes y destructores.

Nuevamente Israel ha hecho uso irracional de su poderío. Fuerza desmedida, se le llama. Gaza es un territorio de 360 km2 en el que viven cerca de un millón y medio de personas, 80% de la cuales en situación de pobreza dura (1 o 2 USD al día). La situación se tornó muy dramática luego del bloqueo impuesto por Israel en 2007, regulando más que estrictamente la entrada de bienes y servicios al territorio. En el papel son la Cruz Roja y la ONU las encargadas de canalizar la ayuda que ingresa al territorio, pretexto del que se sirve Israel para suavizar el bloqueo impuesto. La falta de combustible, de algunos bienes básicos y de infraestructura sobre todo hospitalaria son evidentes. Recuerdo l
a conversación que tuve hace más de un año con un médico noruego residente en el Al – Shifa, uno de los principales hospitales de Gaza. En pleno bloqueo y en medio de la operación “plomo fundido” que barrió con 1.400 palestinos, me contaba que el trabajo era tremendamente difícil, que se operaba a veces con las luces de los teléfonos celulares a falta de energía que alimentara los generadores de luz, que los implementos necesarios de reanimación no existían, que las camillas eran insuficientes incluso para satisfacer la demanda por atención en tiempos de paz y otra larga lista de etcéteras.

Varios medios han abordado como noticia el impasse diplomático de Israel –le dio de frente a uno de sus aliados, Turquía, y sus embajadores en varias partes del mundo han recibido telefonazos como nunca– y cómo eso podría cambiar el mapa de poder en Medio Oriente. Vale la pena insistir que acá hay cientos de miles de personas que están siendo asfixiadas deliberadamente, de manera impune.

26 mayo, 2010

UN PEO

Han sido como tres veces en que he girado fuerte. Han sido cambios de piel, el mismo de la serpiente que estuve mirando largo rato. Ambientes en los que cambia la temperatura y la manifestación física de esos trastornos que siempre dejan algunas marcas en el cuerpo.

Ha pasado mucho desde febrero, desde el último post. Muerte de mascotas, accidentes súbitos, operaciones consecutivas, cambio de hábitos, de posiciones y el ritmo frenético de nuevas labores. Ha habido de todo. Y ahí me encuentro, como toda vez que parto, tanteando, estirando los brazos fuerte y de a poco, sin avallasar, sorteando embestidas, desafiando la novedad con cierta indiferencia y estilo, digámoslo. Esquivando la ansiedad y conduciendo el viraje para que no me lleve justo hasta donde no quiero llegar, porque eso sí lo he tenido claro: sé dónde no ir. Agarro las anclas que puedo sostener con nueve extremidades, aunque eso signifique escribir diciendo nada.

24 febrero, 2010

EL JAGUAR, EL LOBO Y EL ÁGUILA

Leí que el Amazonas era un infierno. Hallé la descripción algo exagerada. Claro, nunca había estado allí. Cuando partí, la imagen se me había borrado de la cabeza. Mis cigarros sabían a guano, la humedad los dejaba bien amargos. A pesar de la lluvia torrencial, de algunos ratones que corrían al lado de mis pies y de estar en un pueblo perdido, aún algo civilizado, el lugar no se me hacía tan insoportable. Estaba en un hotel un tanto decadente, pero muy elegante, de la época en la que los señores del caucho hicieron fortuna hace más de un siglo. El ventilador es una bendición por estos lugares. Como en todo hotel que fue, es o aspira a ser elegante hay un botones. Es un joven, dentro de un traje café muy grueso y un gorrito ridículo seudo napoleónico. Cuida su trabajo como si estuviera a prueba todo el tiempo. Es atento y esforzado, me cae en gracia.

Días después, navegando en un barco de carga por el gran río, pensaba en todos aquellos lugares que he visitado y que me han hecho sentir minúsculo. Algunas montañas, volcanes, desiertos, grandes ciudades. No. Nada se le parece. Aquí está todo amplificado. Hay mariposas del tamaño de una paloma y a ratos en esta reunión enorme de agua llamada río las orillas se pierden. Más parece un océano. Días y noches remontando el río me hicieron pensar en lo estrecho de la ciudad. Por la noche acostado en la cubierta del último piso, el cielo no se guarda nada, los atardeceres y amaneceres no mezquinan colores, tampoco sonidos. Esto no lo he visto, esto no lo he escuchado, esto es algo nuevo, me digo a cada momento. Paso los días jugando “casinito” con mi pequeño amigo Cabeza de Yuca, tocando guitarra y tambores con Kevin y Jessica, o simplemente conversando con Germán, Jorge o Irma. La señora Irma quisiera servirse con papas a todos los extranjeros del barco, pero no sabe asumir sino un rol maternal. Sé que en el fondo me prefiere. Cuando me despido de ella días más tarde, suelta unas lágrimas. Es una mujer feliz, con un hijo militar y otro peluquero, gay. Con algunas penas de amor. Me las contó todas. Todos nos contamos las penas de amor, y así nos conocemos, bien desnudos, bien vulnerables.


Walter Soplin mide 1,70 y tiene una capacidad descomunal para beber cerveza. Nació en la selva hace 42 años. Sin saberlo nos estaba esperando, a Kevin, a Jessica y a mi. Cambio completamente mis planes y, luego de atracar, decido seguirlo. Kevin y Jessica también. Y nos fuimos para dentro, cientos de kilómetros más allá de los últimos pueblos de la selva, en una pequeña embarcación. Estoy en un verde profundo y oscuro. Y no paramos de andar por afluentes tributarios del Amazonas y el infierno comenzó a revelarse, y los sonidos y las vistas a amplificarse. Y así anduvimos días y noches, durmiendo en hamacas, en plena selva, con mosquitero. Llegué a contar más de 100 picaduras en mi cuerpo, de varios tipos. Para cada uno existe una planta que sana, que alivia. Estoy en un templo botánico, el más grande del mundo y no paro de transpirar. Hacen como 35º C. Cuando ya no se ve, es mejor aguantarse las ganas de ir al baño. Hay que saber dónde pisar. Las fieras salen de noche y lo único que me separa de ellas es una delgada malla con hoyos. Se siente el trajinar de los animales, hasta del más insignificante. Ratones de árbol, aves, serpientes, perezosos, caimanes, felinos, ranas enormes, libélulas, tarántulas, iguanas, millones de insectos y Walter, cuyo ronquido se mezcla con el ruido de los sapos. Truenos, relámpagos, la lluvia torrencial, el diluvio. Nos acompaña, además, Jairo, un eximio cocinero y guía. Hace una tremenda pareja con Walter. Por la noche salimos a buscar animales. Jairo conduce la lancha y Walter mira, olfatea. Se tira el agua y toma a los caimanes del cuello, como si fueran peces de acuario. Lo mismo hace con las anacondas. Es como ver los ojos rojos de una persona a decenas de metros de distancia. Y las sube al bote. Y nos enseña a relacionarnos, fuera de hábitat. A los pocos días tuve a un caimán del cuello, a una tarántula en mi antebrazo y a una anaconda constriñéndome entero. Luego andaba sin zapatos, comía larvas de cucaracha y me bañaba en las mismas aguas turbias donde pescábamos pirañas que luego asábamos para la cena.


¿Todavía no sientes nada Alberto? No, le respondo a Pepe, que ya ha comenzado a cantar sus ícaros. Eran las 11 de la noche. Me había preparado durante meses para este viaje. Ha pedido protección a su dios y ha llamado a 360 espíritus a esta ceremonia. Ha establecido expresamente impedimentos para dejar fuera a los malos. Sólo ingresan curanderos, sabios, sanadores, consejeros, ayudantes, duendes iluminados. Ya están aquí, me dice. Mi cuerpo estaba caliente, mi sangre corría acalorada, lo podía sentir. Aún lúcido, sentía una suerte de condena. Estando en control, en cuerpo y espíritu, esperando la abolición de mi voluntad mientras fumaba un mapacho. Me resistí en un comienzo. No quería ir. Pero, claro, fue en vano. Tras los tragos del brebaje excesivamente amargo, no hay nada que puedas hacer para volver a un antes, para salir de allí.


De un momento a otro, comencé a sentir las ondas, cada vez más fuertes. Era un sonido circular que luego se transformó en espiral, en un túnel y en una obligación por la que debía entrar. Las paredes de lata de la pieza donde me hallaba minutos antes ya no estaban. Han volado de raíz. A mis espaldas rompían las olas de un mar oscuro y tempestuoso, frente a mi, absoluta oscuridad. De a poco comenzó a acercarse por el mar un barco que me invitaba a navegar de noche. Sólo lo escuchaba. Muy fuerte. En cubierta, gente muerta, desesperanzada, angustiada. Es un viaje infernal. El chamán evita que tome ese rumbo con sus ícaros. Sopla en mi cuerpo, me auxilia, sabe dónde estoy. No subo. Comienzo a caminar en la oscuridad y dejo el barco atrás. Veo a un niño sin vida. En el suelo. Mi familia me rodea, no puedo hablar con ellos. Siento su energía, me dan un mensaje hermoso a través de una voz que me habla. Me siento tranquilo. Luego se cruzan los ratones, negros, grandes frente a mi. Amenazantes. Tienen el control. Me subyugan. Me paro unas 15 veces. De un momento a otro no le temo a nada. Respiro corto y rápido, soy un jaguar, creo. Pienso velozmente. Distingo varias zonas oscuras que me rodean. Mis temores. El chamán no quiere que me vaya por ahí. Me toma del brazo y le respondo con rugidos. Estoy jadeando, quiero ir contra todo hacia allá. No puedo estar quieto, le pido que me suelte. Me zafo. Mi respiración se controla cuando llego al lugar. Cinco ancianas leprosas, blancas, algunas con un ojo azul, demacradas, están acurrucadas en una esquina. Me miran tímidamente, no hablan. Me despiertan una profunda compasión. Las miro un buen rato. Están sumidas en la más pura miseria. De repente se levanta el sol quemante y una pirámide en frente mío. Llego hasta la cima de la pirámide y al bajar nuevamente ratones. Esta vez pequeños, insignificantes y multicolores. Conversan entre ellos y no parecen notar mi presencia. Trato de fumar 5 veces. Saco cigarrillos de mi bolsillo y se me desvanecen en las manos. Incrusto mis ojos en los del chamán varios minutos. Lo puedo ver hacia adentro. Tengo muchísima energía.


Estoy en el suelo, acostado. Cae una gota de agua, luego dos, tres. Las gotas se solidifican, se juntan y forman un espiral. El espiral es una serpiente. Luego aparece otra serpiente en el suelo. Negra, brillante. Luego la serpiente remonta la pared enfrente mío. Mide 2 metros aproximadamente y es muy gruesa. Parece que está digiriendo un animal. Me dicen que no debo mirarla a los ojos, mejor no. Todavía tengo al animal dentro mío. La desafío, no pienso. Levanto la vista y la serpiente me mira fijamente. Y así nos quedamos. Yo en el suelo, recostado y ella muy alta frente a mí. Y nos miramos un buen rato. Y la serpiente se transformó en mujer, vestida de negro, muy atractiva. Estaba de perfil, pero con un ojo frontal, verde, que me sigue mirando. Esta serpiente te ha estado vigilando desde hace mucho tiempo, me dice Pepe. Y yo ya estoy parado, mirándola, de frente, sin pausa. De un momento a otro la mujer sonríe y se marcha. Quedo sólo, exhausto. Me pongo a dormir.


Al despertar no pude ver la hora durante todo el día, tampoco el valor de las monedas que tenía en mi bolsillo. Sin embargo sabía dónde estaba y dónde había estado. Estaba con muchas ganas de seguir viajando. Me reencontré con Kevin y Jessica, y descubrí que él era un lobo y ella un águila. Ambos habían viajado siete veces a lugares similares. Tomamos un avión a otro lugar y hablamos sobre significados, y regalamos música en los pueblos a la gente. Cada vez que lo hacíamos algo se volvía a encender, algo corría entre nosotros. Pasamos hermosos días juntos hasta que llegó el momento de despedirse, tras cambiar nuestros correos electrónicos.



foto: AAJ

19 enero, 2010

CONSTRUYENDO OPOSICIÓN / PASO 1: GO HOME

Señor Frei, como diría su contendor, así es la democracia. Usted lo entendió y rápidamente –con una humildad que paradojalmente su coalición no ha tenido durante los últimos años– reconoció la derrota. Antes que se encierre en sus labores legislativas y otros pasatiempos, quisiera decirle algunas cosas.

En una primera instancia, usted no fue elegido, sino más bien ungido por el dedo acabronado de unos pocos y en medio de una pugna de egos inédita en la historia de Chile. La democracia, a toda escala, supone cierta cuota de libertad y aquí lo que hubo fueron codazos y presiones de los capos de su coalición –con un breve montaje de por medio– para proclamarlo como el representante del progresismo. Señor Frei, estoy seguro que usted no entiende a cabalidad el concepto de progresismo, le incomoda, y eso por una razón fundamental: usted es demócrata cristiano. Es como se dice en chileno pedirle peras al olmo. De ahí, todo mal para adelante.

Su candidatura se construyó desde el otro. Sus brillantes asesores jugaron a ganador bajo la convicción de que explotando las heridas del presidente empresario el trabajo estaba hecho. Usted fue un pretendiente de ideas pobres que acomodó su candidatura al movimiento serpenteante del peoplemeter. Se colgó eslóganes variopintos para capitalizar lo ajeno: Allende, Bachelet, Progresismo, Píldora, Renovación… No. Las cosas no se hacen así. Los eslóganes funcionan para vender bebidas, jabones, yogures, no para formular ideas, menos proyectos políticos. El suyo nunca cuajó. Si en algo tuvo razón el incipiente meísmo fue en remarcar su condición de candidato del pasado.

A quienes creemos en el rol imprescindible del Estado en lo que compete a derechos fundamentales, a quienes no nos convence el concepto de individualismo, de interés personal, de (omni) competencia, de mercado autorregulado, de puerta giratoria, de seguridad ciudadana, de alternancia porque sí, de “unidad nacional” –que parece no ser más que un “arreglín” cupular– y otros tantos más, usted y sus camaradas nos dejaron sin piso.

Le propongo –a ver si puede transmitírselo a sus colegas– que la refundación de la “oposición” no se haga en torno al re-nacimiento de la Concertación. La Concertación, tal cual la conocemos, no da para más. Partidos como el suyo, debieran desaparecer del mapa político o al menos tomar el carril que le corresponde a un partido cuya base es la indefinición, ahí al medio, en la tibieza de un sol que calienta poco. No sólo se trata de que los viejos y mañosos barones –Camilo, Pepe, Juan Carlos y tantos más– se vayan para la casa, sino de hacer una purga profunda que limpie y termine por enterrar todo lo anacrónico que ustedes han instalado en esta vieja y pesada estructura.

Cuando dicen que salieron por la puerta ancha –personalmente creo que Bachelet y otros pocos tienen manga para decirlo– se olvidaron de mencionar que lo hicieron de hombros caídos, fatigados por el poder tras una evidente y patética desesperación por perderlo. Fuere cual fuere la puerta de salida, un buen modo de servir al país es que –en lo que viene– se queden allí, a orillas de la playa donde la ola los botó. Ah, y de paso, llévense a Navia.


02 enero, 2010

PONGA PLAY

10 años equivalen a una unidad de análisis suficiente. Son 87.660 horas. Un octavo de la esperanza promedio de vida. Jugosísimo pedazo de tiempo para los estadísticos. Para los que gustan mirar al pasado e ir al rescate de cosas. Para los recuentos. Se supone que el 2010 seríamos desarrollados. En el papel, sí lo somos –lea el último post– aunque en rigor no. Se supone que el 2010 era el año para la erradicación total de las minas antipersonales que nos heredó el violento s.XX, pero aún quedan como 100 millones en el Planeta. En fin, una serie de metas en las que la retórica se impuso a la acción, con Copenhague como uno de los más grandes pastelazos.

He tratado de escapar al delirio de los recuentos, sin resultado. Y lo que aquí ofrezco, estimados, es eso. Un recuento de 20 discos memorables editados en esta década. A diferencia a la decena de ranking publicados en varios medios de todo el mundo (quizá el más extenso –y extraño– el de Billboard), en los que se intenta objetivar con las resbalosas categorías (mejor/peor)
esta es una lista especial.

Son los discos que escuché (o sigo escuchando) más de la cuenta. Los que canté incansablemente en la ducha, los que me acompañaron o descubrí en viajes, en estadías largas en otras partes, los que llevaría en mi bolsillo y eventualmente podría escuchar hasta la muerte, sin echar demasiado de menos el resto de cosas que se hicieron durante esos años. No sé si son los mejores, de hecho no quiero motivar esa discusión. En esta selección yacen implícitas mis circunstancias personales.

En esta lista hay dos tipos de discriminaciones. Una, claro, es la mención de los discos que aquí aparecen. Son esos y no otros. La segunda es el orden, que no es cronológico. Escojo aquellos con mayor impacto. Si tuviera que reducirla, esto es, tirar discos desde el globo aerostático en el que viajo para ganar altura,
comenzaría con los de abajo.

Varios están atados indisolublemente a personas. Quizá más de alguno de ustedes, incondicionales lectores/lectoras, participe de uno o más de los discos seleccionados. Porque éstos no se escuchan en el aire. Se constituyen como discos en la individualidad de cada cual y,
en ella, intervienen situaciones, emociones, seres humanos.

Una década es suficiente para la transformación de los gustos. Hace 10 años no aguantaba el tec
no. Todavía no me mueve un pinche pelo. Pero la convivencia de estilos distintos o radicalmente opuestos ya no me molesta, todo lo contrario. Se supone que en parte de eso se trata el crecimiento, de ir dejando los extremos.

Ponga pl
ay.


1. FUNERAL / Arcade Fire, 2004











2. AUDIOSLAVE / Audioslave, 2002











3. TOXICITY / System of a Down, 2001











4. LULLABIES TO PARALYZE / Queens of the Stone Age, 2005











5. NEON BIBLE / Arcade Fire, 2007











6. PARACHUTES / Coldplay, 2000











7. ELEPHANT / The White Stripes, 2003












8. THE INVISIBLE BAND / Travis, 2001











9. 1964 / Miossec, 2004











10. LES RETROUVAILLES / Yann Tiersen, 2005











11. BLACK HOLES AND REVELATIONS / Muse, 2006











12. IN BETWEEN DREAMS / Jack Johnson, 2005











13. SLEEPING WITH GHOSTS / Placebo, 2003











14. QUEBRADO / Pedro Aznar, 2008











15. INTO THE WILD / Eddie Vedder, 2007











16. MONUMENTS AND MELODIES / Incubus, 2009











17. SUNRISE OVER SEA / John Butler Tryo, 2004











18. SONGS FROM THE ELECTRIC SKY / H. Burns, 2007











19. FRANCES DE MUTE / The Mars Volta, 2005











20. LA MAISON DE MON REVE / Cocorosie, 2004




17 diciembre, 2009

ESTA ES NUESTRA FIESTA

Me gustó esto de las matemáticas. Finalmente hablamos de una convención tal como lo es el lenguaje y, por ello, no podemos esperar el calce perfecto, menos cuando aplicamos operaciones básicas a la lectura de la sociorealidad.

Me he quedado pensando en una entrevista a Isabel Allende en la que cuenta con simpatía lo “regio” que se ve Chile desde fuera. Me he quedado pensando en nuestro reciente ascenso a la división de honor de la economía mundial (OCDE), al decir de Velasco. En los incontables ranking con los que nos hemos frotado la espalda durante los últimos años. Chile luce aparentemente limpio y esa es la tarea que había que sacar adelante durante todo este tiempo para sustentar el modelo de desarrollo económico vigente. Ello ha acelerado nuestra obsesión por vernos bien, por autogenerar representaciones arribistas de nosotros mismos, en las que aparecemos vestidos de gala, aunque con los calzoncillos cagados y los calcetines con papas.

Me he quedado pensando porque evidentemente la operación no calza. Hemos pasado a formar parte del club de países desarrollados el mismo día en que una mini turba –que parece en algún grado peligrosamente representativa– ha linchado a un lanza en plena calle al más puro estilo far west o pocos días antes de que la gran mayoría de los responsables de legislar hayan hecho la cimarra cuando habían tres leyes a discutir. Le escuché al candidato díscolo majaderamente la frase “Chile no puede esperar”. Él fue uno de los que no llegó.

Nunca tan grave, estas son sólo anécdotas al lado de todos los descuadres que hacen de ésta una ecuación imposible de resolver. La escandalosa distribución del ingreso; la concentración de los medios de comunicación (uno de los tantos sincretismos ejemplares entre dictadura y democracia) encargados de generar debate, de representar, de abrir puertas, de mover fronteras culturales; los pobres resultados del SIMCE y de la educación municipalizada en general; el miedo atávico y censurador por discutir temas tan básicos como los derechos reproductivos; la colusión de farmacias; de barones políticos depredadores de la democracia que todavía deciden con el dedo; el estado depresivo de varias regiones del país por las flojas políticas de descentralización… la triste estrechez de opciones cuyo más cercano epítome veremos en esta fangosa “fiesta de la democracia” el 17 de enero.

El pan y circo como bálsamo, mientras nos vamos colgando medallas.

Esta es una chingana con pinta de hacienda, en la que todo se ve lindo… sin lupa.

07 octubre, 2009

ANNA


Algo me pasó con Anna Politovskaïa –periodista rusa asesinada un día como hoy hace 3 años– que me hace recordarla desde que murió, desde que escribí de ella por primera vez hace dos años. La Rusia bipolar, caótica y gris que le dio muerte o su fiero coraje mezclado con su belleza humana, no lo sé.
Hacer periodismo disidente en Rusia es estar con el tufo constante del francotirador en el cuello. Es un de un coraje irracional, es tomar la decisión de ofrecerse al random de la muerte para abrazar la verdad, la compasión, el amor por el otro.

Aún no logro saber con mínima certeza de qué sirvió la muerte de Anna. ¿Vale la pena una vida para sólo darle un pequeño rasguño al poder?

Para leer un artículo completo sobre Anna en el tercer aniversario de su muerte, visita Citizen Almeida pinchando aquí.

04 octubre, 2009

LA CUENTA DEL MES

Fractura de tuberosidad mayor del húmero levemente impactada. Acromio de configuración incrustada tipo II con inclinación anterior. Articulación glenohumeral bien alineada, con espacio articular de amplitud normal y superficies regulares.

Las exquisiteces tienen límite o al menos pausa, aunque esta no será tan prolongada. Mi brazo izquierdo, en ausencia del otro desde hace un par de días, se desenvuelve en labores antes impensadas y poco amables, torpe y flojo. Todo un desafío lo del baño. También me pone problemas cortar en mitad un pan y embetunarlo con mantequilla. Escribir esto, conciliar el sueño y trabajar. En lo de vestirme he logrado cierta maestría.

Y todo volviendo a la normalidad mientras el dolor perturba cada vez menos mi genio. Toco con dificultad, pero no he dejado de hacerlo. Aún así, la disciplina se impone.

Septiembre, hasta el último día, fue extraordinario. Las primeras cosechas de mis hierbas buenas, justo al comienzo de la primavera. El desprendimiento de un pedazo del auto producto del ir y venir compulsivo. La libreta llena de notas. Más maravillosas las últimas horas, en las que me enteré de la existencia del húmero proximal tras rodar algunos metros abajo, y que son en gran parte responsables de este texto.

A quienes preguntan qué me pasó, respondo un exceso, de los buenos, el pago del mes y de haber aprovechado hasta el último minuto.

También conocí a H. Burns. Increíble el tipo. El disco: Songs from the electric sky . No es fácil encontrarlo. Perseveren.

17 septiembre, 2009

ATEOPOLITEÍSTA

Tomé el auto a eso de las 12.00 del sábado. Me dijeron que por avenida Los Leones derecho hacia el sur era lo más fácil.


Horas después, ya de noche, pensaba en lo difícil de ser ateo en el lugar donde estaba. También monoteísta. Ví y escuché cosas no sujetas a taxonomía alguna por la razón. Lejos de la ciudad, del confort de la casa, del orden de las paredes, de ruidos y visualidades fabricadas, ajustadas y re conocidas, lejos del alcance de la mano, y eso que no estaba tan lejos.

Llegué como a las 14. En cosa de segundos los olores me transportaron bruscamente a los 10. Las lavandas, la melisa y el del almacén donde compré empanadas. Durante muchos años fue el lugar de vacaciones, bello, grandioso, donde nos llevaron mis padres.

Instalé mi carpa a los pies de la montaña, muy cerca del río ladeado por grandes piedras que formaban camas naturales a las que el cuerpo se amoldaba sin resistencia. Probé tres, durante 3 horas, rendido al implacable caudal y un calor generoso para la época. Caminé, fumé, tomé y dormité.

Prendí fuego –una de las varias cosas cuya lógica preferí no entender– tras recolectar durante minutos leña y piedras. Abrí el vino y lo puse con un camembert junto al fuego. También agua para un té antes de dormir.

Me inclinaba más por el politeísmo. Lo sobrenatural segmentado en varias piezas, descentralizado, no concentrado, me parecía más creíble, mucho más entretenido y estimulante. Creía mucho más lógico y atractivo la existencia de distintos dioses, nacidos en o desde las más extrañas circunstancias. Me parecían más humanos, dioses que se equivocaran, que sintieran, envidia, celos, ira, que fueran presa de bajas pasiones. Los semidioses o héroes se debatían entre sus dobles personalidades, débiles y emotivos. Todo era menos sublime, más real, cuando cielo y tierra, dioses y mortales, se mezclaban libremente, sin revelaciones, ni enseñanzas codificadas.

Me metí al saco “hecho”, ahumado, con el sonido caudaloso de fondo. Y desperté con pájaros, rayos amarillos, con los pulmones llenos de aire. El té hirviendo, las mandarinas jugosas. Eran las 7. Desarmé y comencé a subir por el torcido camino de tierra. En medio, una larga caída de agua.

Al llegar arriba, la superficie inmensamente blanca, mi cabeza en igual color y acallada, domada por el entorno. A tientas deslizándome, lejos del trazo, a territorio abierto por largas y suaves pendientes, una y otra vez. En blanco, blanco parejo. Un silencio profundo y perturbador –amenazando la cordura– interrumpido por el filo de mis torpes eskís cortando la nieve, colonizando lentamente la montaña.

Allá, elevado, con el sol en frente, las montañas rojas, naranjas, azuladas al final del día. Por las cumbres (andaba el diablo) independiente de ruidos, personas, presiones. Solo, solitario, ermitaño, lobo.


13 agosto, 2009

¿PERRO O CABALLO?

4 meses que no posteo, la verdad cero remordimiento. Probablemente sea porque mi cuaderno se llena de anotaciones, algunas inteligibles otras ilegibles e inentendibles. He estado dedicado sólo a recibir estímulos, de distintas fuentes. Con más intensidad desde que prácticamente no veo t.v. Me han sucedido cosas extrañas. Conocer y desconocer, y también al revés. Pasó que en uno de mis últimos viajes en auto, quise pagar mis deudas acumuladas de backpacker (tengo una más o menos reciente de 15 autos con los que crucé Europa de norte a sur) y me detuve para llevar a una mochilera que esperaba por alguien que la recogiera. Tarareamos juntos No Rain de Blind Melon. Al leer la prensa después, me di cuenta por un video que era la madre de la niña Evaluna, la pequeña que se perdió casi un día junto a un perro en Laguna Verde. Claro, la había recogido allí. Supe que en el zodíaco chino era perro y que le había “hecho sentido” el que el quiltro haya protegido a la niña… de alguna manera se proyectó en el animal, supongo. Una perogrullada, el que recoge no sabe quién sube y el que sube no sabe quién lleva (en este caso un caballo, según el zodíaco chino). El saberlo, en este caso, sólo hubiera animado nuestra conversación. Después de todo, es una historia conmovedora y con buen final.

Bueno, y fue en esa ley como me subí por decimoquinta vez en 30 h a un auto –el de un marroquí– a algunos kilómetros de la carretera que intersecta con la A9 y que conduce a Niza. Yo iba a San Remo, él a Génova. Al poco andar me dice en ítalofrancoespañol voy a entrar a Niza , pero sólo 5 minutos. Me encontraba en un barrio comercial de no más de 4 manzanas a un costado de la estación de trenes (un pequeño Patronato) en el que había tiendas de todo tipo. Ya habían pasado 20 minutos y el tipo, que había dejado el auto conmigo dentro estacionado en doble fila no aparecía por ningún lado. Ya oscurecía y el barrio se me hacía muy ajeno. A los 45 asomó su cabeza por la ventana y me ofreció de lo que comía. Algo con un aspecto para nada apetitoso. Le di las gracias y pasé. Sin embargo, insistió hasta el punto de acercar aquello a algunos centímetros de mi boca. No había terminado de tragar lo masticado y el tipo nuevamente se esfumó. Todavía me hago la pregunta, por qué no tomé mi mochila y me largué de ese lugar… decidí esperar movido por la idea de que si yo me iba el auto quedaba ahí, abierto, con las llaves puestas para quien quisiera tomarlo. Además, el último tren ya había partido y me obsesionaba la idea de estar en San Remo esa misma noche y sin haberme rendido a la comodidad del transporte público en el viaje a Italia. Eran cerca de las 21. Ya había pasado más de 1 h. Resolví bajarme del furgón y comenzar a buscarlo. Al poco tiempo asomó fugazmente su nariz en la entrada de una tienda. Corrí hacia ella –hacia la nariz quiero decir– pero el tipo no estaba. Al fondo, una puerta negra camuflada con abrigos se iba cerrando de a poco. Antes de que terminara de cerrarse metí mi mano y entré. Al interior estaba el marroquí junto a otro tipo conversando acaloradamente en árabe. El patio trasero de esta tienda estaba básicamente copado en su totalidad de alfombras. Cerros de distintos tamaños, colores y hechuras. Al fin, entendí que si quería irme con él, debía cargar las alfombras que él mismo iba escogiendo para revender en Génova. A los pocos minutos se armó un cerro de cerca de 50.

En la Carretera Austral me acuerdo haber subido a un camión con la condición, previamente establecida de que cuando parara yo subiera los grandes retazos de madera botados al costado del camino. Avancé 200 km, luego de haber cargado decenas de troncos. Era el trato. Acá me encontraba en un cuarto oscuro, sin entender nada, con la promesa de 5 minutos que se transformaron en un par de bizarras horas.

Y ahí empecé, a llevarme de a 2, de a 3, de a 5 luego. Una y otra vez desde el fondo de la tienda hasta el furgón a unos 20 metros de ésta. Los tipos, mientras, cerraban el trato tomando té. Terminé apoyado en la camioneta, sudado, rendido. Enrollé un cigarrillo. Apareció el tipo. Me pidió de un modo nada amable que le enrollara uno a él para probarlo. Lo encendió, aspiró y lo botó. Malo, dijo. Partimos. Cerca de la frontera le recuerdo que me bajo en San Remo. No me dice, es mejor si te bajas en Génova. No, le digo, voy a San Remo, si no a Vintimiglia, un poco antes. No, iremos hasta Génova, insistía. La discusión duró bastante rato hasta que no sé por qué razón decidió entrar en Ventimiglia y botarme en la estación de trenes. Rápidamente me perdí entre la multitud, algo aliviado.


¿Perro, caballo?, aún no sé qué animal era.


Si esperabas un aporte en este posteo, intentaré contentarte con algunas recomendaciones que me parecen, por si no las conoces, dignas de ser disfrutadas:


Anaïs, The Cheap Show. Linda, creativa, afinada y muy graciosa.

Beirut, The Flying Club Cup. Voz de lujo.

Vic Chesnut,
Sponge. Estremecedor.


Cold War Kids,
Robbers & Cowards. Trabajo independiente muy bien hecho.


José González,
Veneer / In Our Nature. A ratos su música se acerca a la apacibilidad previa a la
gran tormenta.

Si quieres descubrir cosas extraordinarias visita los videos de la
blogotheque … está Beirut, González y Chesnut cantando al aire libre. Imperdible.

11 abril, 2009

¿QUÉ CRISIS?

Mi amigo Carlos, el economista marginal, con quien discutí hace poco sobre el tipo y alcance real de la crisis económica, ha concentrado sus esfuerzos blogísticos en dar algunas pistas para comprender la compleja maraña de relaciones que complotaron en el desplome del sistema. ¿Cómo leer la crisis y armarse un relato propio?, es la oferta de cabecera de su blog, el cual fue especialmente concebido para contribuir a socializar lecturas amigables para entender este denso tinglado. Un blog muy recomendable. Imprescindible, me atrevería.

Según la lectura del mismo (y pese a su visión apocalíptica), la crisis –en estricto rigor– tiene término. Por ello, y siguiendo la misión metablogofísica que se ha propuesto, su blog tiene fecha de caducidad, porque –también en estricto rigor– muere con la crisis.


¿Qué crisis? De ahí la pregunta que da origen a esta columna y de ahí mi deseo de precisar nomenclaturas, conceptos, taxonomías y otras casualidades para poder configurar un relato propio.


Convengamos que esta no es una crisis en el más amplio sentido. Que el sistema financiero, el orden, la mecánica en general está en crisis, sí por cierto. Pero que esta crisis compromete sólo a una parte de ese sistema, más precisamente a los que son en él, a diferencia de los que están en él, de manera pasiva.

De acuerdo, en ella –la crisis– están comprometidos verticalmente los intereses de aquellos que con sus culos bien adosados a enormes sillas de cuero reciben millonarios bonos tanto como los de aquellos que subsisten al día con trabajos precarios; de aquellos que compran bienes suntuarios en efectivo y de los que utilizan tarjetas plásticas para participar, también precariamente, de la ilusión que el mismo sistema promueve y con la que se reproduce. De aquellos cuyo patrimonio disminuye en algunos ceros y de los que ven cómo sus deudas se rebelan por sobre cualquier capacidad para abordarlas.

Pero esa es tan sólo una parte del sistema. ¿Que pasa con aquellos que viven con menos de 2 dólares, o 1 dólar, al día? ¿Pueden estar peor de lo que ya están?


Existen cerca de 3 mil millones, casi la mitad de la población mundial, en situación de pobreza. Esto, en tiempos de crisis, bonanza o estabilidad. 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre y 24 mil mueren cada 24 horas directa o indirectamente por esa causa. Mientras 800 millones no tienen que comer, 600 millones, esto es 10% de la humanidad, tiene en su poder 85% de la riqueza mundial, en contraste al 1% con que subsisten aquellos 3 mil millones.


Claro, la pobreza en términos absolutos ha disminuido en el último medio siglo. Sin embargo, la curva de Gini muestra que en los últimos 20 años, tras las reformas impulsadas por el “tío Milti” y otros popes de la curia neoliberal desde los 80’s, la brecha entre ricos y pobres a nivel mundial ha aumentado monstruosamente.

De las muertes por hambruna, las producidas por desnutrición crónica, esto es, hambre que no es consecuencia de guerras interestatales, desastres naturales o colapsos financieros, sino por efecto de la condición natural del sistema, son las más comunes.

¿Acaso el sistema, incapaz de cubrir las necesidades más básicas de la mitad de la población mundial, no está en crisis permanentemente?


Le pedí a Carlos una interpretación a partir de la mirada fría del economista de gomina y zapatos bien lustrados (que, aclaro, él no representa), al margen de todo alcance moral y eximiéndolo de cualquier tipo de responsabilidad sobre sus palabras. Luego del trance, su visión de medium arrojó lo siguiente: alimentas a los que mueren, les das las herramientas para que accedan al sistema como sujetos activos y éste colapsa porque, sencillamente tal cual está diseñado, en él no caben todos.


He ahí una clave: la escasez. Gran concepto, el corazón, piedra angular del sistema. A partir de ese principio es posible justificar el por qué la gente se muere de hambre, mientras simultáneamente algunos pocos concentran enormes fortunas o por qué en África subsahariana gran parte de la gente está desnutrida, mientras que en Estados Unidos 65% de la población tiene sobrepeso.


Frente a esas evidentes contradicciones, suelen proliferar explicaciones o lecturas bastante convincentes. El problema es que la mayoría son puramente endogámicas y se han repetido invariablemente desde los tiempos de Malthus y Ricardo. Y así, a partir del convencimiento de que la humanidad está condenada por el principio incorregible de la escasez, se sigue masticando el mismo chicle sin sabor.


¿Por qué nos machacan una y otra vez con ese fatum cuando existen incuestionables y patológicos problemas de distribución?, ¿es normal que la escasez haga que el hambre por más que sea deliberadamente presentado y percibido como una tragedia, siga siendo una condición natural del sistema, el saldo negativo de una ecuación matemática?


Lo cierto es que esta crisis, de origen inmobiliario, es la crisis de un parte de la población, de aquella que participa activamente del sistema (y los reales o serios afectados, a su vez, una parte de esa parte de la población), y no de aquellos que lo padecen. El sistema está en constante crisis o es un sistema crítico, como se quiera. La de ahora, es una crisis dentro de otra mayor, permanente y de bajo perfil, de muertes lentas, silenciosas y funcionales.


Si –en estricto rigor– el blog de Carlos hace simbiosis con lo que yo entiendo por crisis, su fecha de vencimiento está infinitamente más lejos que la extinción de su mismo autor.




09 febrero, 2009

HORROR EN 360 km2 / “Conversación con un médico en Gaza”

"Tu silencio me duele...Tanto como la vida. Tanto como el tiempo..."
Mahmoud Darwish, poeta de la resistencia palestina


UN LABORATORIO DE ARMAS

“Al amanecer del día 10 de enero, las luces y el fuego de las armas comenzaron a caer más cerca del hospital Al Shifa, después de una noche de bombardeo intenso, mucho más fuerte que en noches anteriores”, cuenta a Piso Dos Erik Fosse, que ya ha retomado sus funciones a la cabeza de la ONG Norwac, en Oslo.

Esa mañana, lo
s dos únicos médicos occidentales que habían en el principal hospital de la ciudad de Gaza empacaron sus pocas cosas. Luego de 11 días en medio de la devastadora operación “Plomo Fundido”, Fosse y su compañero Mad Gilbert dejaron el lugar. Extenuados, desconcertados.


Lidiaron como nunca con el dolor y la miseria. “Nunca había servido en áreas donde más de 30%
de los muertos y heridos eran niños”, señala Erik con casi 30 años de trabajo en zonas de conflicto. Asistió a víctimas en la Primera Guerra del Líbano (1982); durante el ataque sirio a Trípoli (1983); tras la retirada parcial de la ex Unión Soviética de Afganistán (1986); en Albania durante la crisis de los refugiados kosovares (1999); y en Gaza y el sur del Líbano durante los últimos 25 años.
El día 11, ya en Oslo, citaron a conferencia de prensa. “Tenemos sospechas fundadas de que Israel está usando Gaza como laboratorio de prueba para nuevas armas”, dijeron.

Poco antes, el 5 de enero, el Times titulaba “Israel hace llover fuego en Gaza con fósforo blanco” (tal como aparece en la única foto que será publicada en este reportaje). Un día después de la denuncia de los médicos noruegos, el analista militar de Human Right Watch y ex asesor del Pentágono, Marc Garlasco, respaldaba las acusaciones del diario británico, “vimos cómo los artificieros las tenían listas [explosivos con fósforo blanco] para lanzarlas sobre Yabalia [centro de la Franja de Gaza]. Eran de fabricación americana, de 155 mm. Y después las vimos explotar en el cielo", contó a la cadena qatarí Al Jazeera.

El fósforo blanco es considerado arma prohibida. Pese a no estar regulado por la Convención de Ginebra –acuerdo de post guerra destinado a proteger a víctimas de conflictos armados– el derecho internacional prohíbe su uso en zonas pobladas, no así en territorios de baja densidad donde se emplea para levantar cortinas de humo que camuflan el avance de tropas. Una cápsula de 155 mm con fósforo blanco puede liberar más de 100 pequeñas partículas que al entrar en contacto con el oxígeno arden a unos 800 grados centígrados y son capaces de expandirse, dependiendo del viento, en un radio similar al de un campo de fútbol. En humanos, las quemaduras que provoca pueden alcanzar los huesos. Sigue ardiendo hasta que deja de estar expuesto al oxígeno. Por lo general, provoca amputaciones y, en el largo plazo, tiene efectos cancerígenos.

Lejos de ser una zona deshabitada, en Gaza viven 1.5 millones de habitantes en una superficie de 360 km². No sólo está hacinada de gente. Una vez que Israel impuso el bloqueo en 2006, vive asfixiada. “Gaza es como una caja, una enorme prisión. Desde septiembre los israelíes comenzaron a colocar dificultades a organismos europeos de ayuda humanitaria para entrar. La situación especial en Gaza era que el área estaba completamente cerrada y, siendo una zona densamente poblada, los civiles no tenía dónde escapar”, señala Erik.

Luego de negar sistemáticamente la utilización de fósforo blanco en sus operaciones, el 21 de enero, Avital Leibovich, vocero de las Fuerzas de Defensa Israelíes, tuvo que salir al paso de las declaraciones hechas por un militar hebreo al diario Maariv donde reconocía su uso. A Leibovich no le quedó más que confirmar el hecho aclarando, sin embargo, que se había empleado en el marco de la ley internacional. Por entonces, Donatella Rovera de Amnistía Internacional, que visitó Gaza una vez decretado el alto al fuego, señaló al periódico español 20 minutos “los restos de sus proyectiles de fósforo blanco siguen ardiendo en las calles”.

La denuncia de Erik y su colega, sin embargo, no apuntaba a la utilización de fósforo blanco, sino a otro tipo de arma, también prohibida, conocida como DIME o explosivos de metal denso inerte compuestos de micropartículas de tungsteno, cobalto y níquel capaces de desagarrar la carne o, en el caso de que la explosión sea a un par de metros de distancia, de partir un cuerpo por la mitad. “Vi muchos pacientes heridos en los que no encontré rastro de esquirlas de metal o de explosivos convencionales. No obstante, llegaban con amputaciones bilaterales de piernas, con hondas heridas en el abdomen y con múltiples lesiones en la piel por quemaduras. Personalmente no asistí a víctimas impactadas con fósforo blanco, pero sí puedo confirmar mis sospechas respecto a que Israel
experimentó con DIME en Gaza, que es un arma nueva. Los explosivos venían de aviones pilotados a distancia por controladores”, nos explica.

EL DÍA A DÍA EN EL AL SHIFA

Por años el Shifa ha sido un establecimiento clave para los palestinos en Gaza. Es un recinto de cinco edificios contiguos, en el que trabajan más de mil empleados, 400 de los cuales son doctores de distintas especialidades. Fue a mediados de la década de 1980 que Erik trabajó allí por primera vez. Desde entonces, en sus intermitentes visitas, ha sido testigo de cómo la infraestructura y maquinaria del hospital se ha deteriorado a través de los años y, de manera más intensa, durante los últimos 18 meses de bloqueo. “Desde otoño de 2008, nuestra ONG intentó traer ventiladores mecánicos y máquinas de anestesia para el hospital pero no las dejaron ingresar. La línea de abastecimiento del Shifa estaba completamente cortada”.

Las insuficiencias del hospital van desde sistemas de ventilación mecánica, monitores de signos vitales, mesas de operación, ascensores, camas y máscaras de oxígeno hasta equipamiento básico como frazadas. Ese es el Shifa que encontraron los primeros heridos que llegaron el 27 de diciembre pasado cuando Israel comenzó la feroz ofensiva. Luego fueron miles, a veces cientos por día. “Cuando los ataques israelíes alcanzaban objetivos como mezquitas, mercados o es
cuelas, recibíamos entre 50 y 100 pacientes a la vez”, cuenta Erik. Al margen de las deterioradas condiciones del Shifa, probablemente ningún hospital del mundo podría haber reaccionado a tamaña avalancha de heridos.

Producto de su gravedad, habían algunos pacientes que debían ser tratados fuera de Gaza. El 8 de enero, partieron 16 ambulancias hacia Rafah, en el sur de la Franja, con dirección a Egipto. Erik iba en una de ellas. El convoy iba liderado por un camión del Comité Internacional de la Cruz Roja. El vehículo, largo y blanco, iba perfectamente identificado con una gran insignia y un par de banderas de la institución. En Netzarim, a 2 km de la ciudad de Gaza, fueron detenidos con disparos por las fuerzas israelíes y obligados a retornar al hospital.

Muchos pacientes que en condiciones normales habrían necesitado tratamiento, fueron enviados a sus casas luego de un rápido chequeo. Los médicos estaban obligados a privilegiar los casos más graves. “En los casos más extremos de congestión, intentábamos estabilizar pacientes en la sala de espera. A menudo, para salvarles la vida acomodábamos a dos pacientes en una misma sala de operaciones. Muchos fueron operados en los pasillos”, cuenta.


Las camas no eran suficientes. El hospital estaba atestado de heridos, la mayoría de ellos civiles. “Revisé al menos a 100 pacientes y operé o asistí a cerca de 20. Más del 90% de ellos eran civiles y, la mitad, menores de 18 años. Vi niños y mujeres con balas incrustadas en su cuerpo, provenientes de armas de mano disparadas a corta distancia. Eran ataques deliberados contra civiles”.


Erik recuerda con especial consternación a un chico que llegó al hospital con la mitad de su cuerpo destrozado, “recuerdo a un joven de 16 años que había sido alcanzado por una bomba soltada desde un avión no pilotado. Quedó sin sus piernas. Su escroto estaba roto y sus testículos expuestos. Su nalga izquierda había desaparecido, al igual que su ano. Murió cuando tratábamos de estabilizarlo en la sala de operaciones”. Casos como éste fundan las sospechas de Erik sobre la utilización de armas DIME en Gaza.


Mientras tanto, rayos de luces y bombas caían a sólo metros del hospital. Una de ellas destruyó la mezquita ubicada a sólo 200 m de éste. Tal como lo habían sido la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) y el hospital Al Quds, en el barrio Tel el Hawa de la ciudad de Gaza, Erik temía que Shifa fuera otro blanco de ataque, bajo el pretexto de amparar terroristas. Desde los primeros días de enero, ya no quedaban ventanas intactas en el hospital. Cartones y plásticos servían para aislar el frío de las salas de operación.


El miedo más profundo de la mayoría de los médicos del Shifa, según cuenta Erik, no provenía de las explosiones circundantes. Mientras ellos trabajaban, los miembros de sus familias estaban bajo el asedio de los ataques israelíes. “A diferencia de nosotros, todo el personal vivía con el miedo constante de perder a su familia. Uno de los doctores recibió a su esposa y su hija como pacientes luego que destruyeran su casa. Otro, perdió a su mujer embarazada y a su hijo. Días antes que llegáramos, un colega murió en terreno. Siento un profundo respeto y admiración por ellos. La moral y la capacidad de trabajo del personal del Shifa está más allá de las posibilidades humanas”, dice.


La mayoría de los médicos alcanzaba a dormir sólo unas pocas horas. Pese a que los generadores a gasolina mantuvieron con energía la mayoría del tiempo al Shifa, apagones cortos eran frecuentes. “Creo que no hubo operación en la que participé, en la que no se cortara la luz al menos una vez”. El personal, a veces, aprovechaba la luz de sus teléfonos celulares si era necesario.


¿EN REGLA CON EL DERECHO INTERNACIONAL?

Si hay algo que ha llamado la atención es la campaña comunicacional desplegada por Israel para justificar y responder a los cuestionamientos de la opinión pública internacional: provocación, guerra y derecho internacional, entre otras.

¿Es suficiente la razón invocada por Israel –la provocación– para llevar a cabo algo más parecido a una masacre que a una guerra convencional?, ¿Justifica el derecho internacional el atentar deliberadamente contra civiles bajo el pretexto de que el verdadero responsable es Hamas que los utiliza como escudo humano?


El derecho internacional condena y califica como crímenes de guerra las siguientes acciones: dirigir intencionalmente ataques contra la población civil; matar intencionalmente; someter a tortura o a otros tratos inhumanos, incluidos experimentos biológicos; dirigir intencionalmente ataques contra personal o instalaciones de una misión de mantenimiento de paz o de asistencia humanitaria, así como también edificios dedicados al culto religioso y hospitales. La lista es bastante larga e Israel cumple con todos los puntos aquí mencionados: atacó y dio muerte deliberada a miles de civiles, utilizó armas experimentales, bombardeó el centro de refugiados palestinos de la ONU, una escuela, más de 15 mezquitas y el hospital Al Quds.


El gobierno israelí sabía de antemano que derribar a Hamas a través de una incursión violenta en Gaza era una tarea imposible. La invasión que llevaron a cabo en el sur del Líbano en 2006 era una lección irrefutable de aquello. En su intento por desbaratar al brazo armado de Hezbolla, Israel arrasó con cientos de civiles sin poder debilitar al grupo terrorista el que, por el contrario, salió fortalecido, mientras que Israel quedó como el gran perdedor del conflicto.


Es casi incuestionable que esto fue una demostración brutal de fuerza que incluía el ataque deliberado a civiles, muertes colaterales –según Israel– a un objetivo mayor: desbaratar a Hamas. Sabemos que eso no ocurrió. Luego del alto al fuego, Hamas sigue disparando cohetes desde la frontera y las brigadas de Al Qassam se mantienen prácticamente intactas.


Algunos analistas han visto en el ataque la “última” oportunidad de pisar fuerte en la región antes del término de la permisiva administración Bush en Estados Unidos. Visto así, el ataque responde al temor de que la administración Obama debilite la capacidad de disuasión de Israel en el área. Además, funciona como un rayado de cancha que anticipa la intransigente agenda que posiblemente seguirá la próxima administración israelí tras las elecciones legislativas del 10 de febrero.


“Plomo fundido” fue la más devastadora arremetida israelí en territorio palestino desde 1967. 1.400 muertos, más de 5.000 heridos y más de un millón de palestinos intentando reconstruir su vida en una zona en la que el 75% de la población, hasta antes del ataque, vivía bajo el umbral de la pobreza. Bajo el argumento de la provocación, ésta fue la moneda de cambio de Israel para compensar las entre 3 a 12 muertes –según la fuente que se consulte– causadas por los cohetes lanzados por Hamas desde la frontera durante los últimos 3 años.

[producción, entrevista, edición de reportaje, Piso Dos ©]

07 enero, 2009

LA MEMORIA

Cuando desperté habían robado mi identidad y gran parte del registro de mi memoria. Mis luchas en papel, mis monsergas clamando por un mundo mejor en el que me cuesta creer, mis irregulares ejercicios intelectuales y esputos de inconformismo, esos que dan vergüenza al leerlos tiempo después, mis intentos de aporte o des-aporte a la más formal investigación académica.

Las imágenes del puzzle de mi pasado del cual, pienso, en varios años más sólo veré contornos y alguno que otro destello antojadizo. Miles de fotos allí, algunas cargadas de risa y otras sobre las que cayeron gruesas lágrimas… pura emoción, en bruto, desbocada.

A cada foto su canción. Los soundtrack de mi vida desaparecieron, me los arrancaron de los oídos. Temas inéditos del buen Jeff cantados en tabernas de mala muerte y con los que me levanté del suelo cuando tenía el pecho abierto y el corazón apenas latiendo en mis manos; el mundo de Tiersen, completo, con el que solía evadirme y sentarme en Montmartre a tomar café y, bueno, cerca de 400 otros compañeros de viaje que musicalizaron el espacio íntimo que habita mi yo.

Nuevas melodías vendrán y otras antiguas reaparecerán, almacenadas en una nueva máquina. Nuevas imágenes y nuevas historias; otras antiguas serán recuperadas desde cenizas aún tibias.

No, no es terrible, es sólo un tropiezo. Nada al lado de masivas e irreparables pérdidas de memoria. La quema de libros de la biblioteca de Alejandría, la de la plaza Bebelplatz ordenada por Hitler y, más acá, la de expedientes de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa ordenada por Pinochet (ley 18.771).

Al lado de la incineración se encuentra la censura. Ambas formas terminan, a la larga, por causar un daño irreparable a la memoria. Omitir hechos relevantes en la historia de un país es, simplemente, deformar su historia.

Con un colega terminábamos nuestro trabajo de elaboración de contenidos escolares para una editorial. Una vez diseñados, los libros tuvieron que pasar por la DIFROL (Dirección de Límites y Fronteras de Chile), organismo gubernamental encargado, para estos efectos, de revisar que los mapas y otro tipo de ilustraciones geográficas estén bien utilizados.

¡Sorpresa! Sobrepasando sus funciones naturales, a la DIFROL no le gustó que habláramos de exterminio de las etnias indígenas del sur de Chile, prefería matizar el relato y utilizar, me imagino, eufemismos como desaparición o enfrentamiento (tal como titulaba el Mercurio los asesinatos programados de miembros del FPMR durante la dictadura). Por ello, sugirió, delicadamente, que no autorizaría los libros si es que no se cambiaba el enfoque y se incluía el alcohol y las enfermedades como causas reconocidas y relevantes de muerte (como si la casualidad y los mismos indígenas fueran algo así como responsables de su propio exterminio).

La verdad, Kawashkar, Sélknam y Aónikenk murieron exterminados. Enfermos, cirróticos y una buena cantidad a balazos y envenenados. Lo cierto es que el hombre blanco rompió el equilibrio natural que los indios tenían con su medio. El sometimiento y desarraigo que padecieron terminaron por aniquilarlos.

En la foto aparece Julius Popper, rumano, cazador de indios y líder de varias matanzas en Tierra del Fuego. A sus pies, bajo los rifles, yace muerto un joven sélknam, a los que se les solía cortar la oreja para cobrar una recompensa.

Por suerte queda registro de ello. Confío en que aún sea posible componer la memoria.

17 mayo, 2008

Mayo 68' desde adentro: Entrevista con Alain Krivine

“Street Fighting Man” del álbum Begar’s Banquet de los Rolling Stones sonaba fuerte, muy fuerte. Corría el año 1968 y el barrio latino de Paris se convertía en el epicentro de una de las manifestaciones populares más grandes de la historia.
Movimiento cínico, teatral y psicodramático para algunos; inspirador y libertario, para otros, justo al cumplirse 40 años mayo sigue siendo tema político en Francia.
En el curso de ese mes miles de universitarios salieron a las calles a protestar y luchar contra un algo indefinido y confuso. Incómodos con el sistema, jóvenes –principalmente de clase media– quisieron manifestar su malestar contra el mundo conservador y autoritario de posguerra. Pensaban que las cosas podían ser distintas y mejores aunque no sabían cómo exactamente. Fue un movimiento explosivo y expansivo. Estudiantes de Estados Unidos, México, Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia, principalmente, fueron estimulados por la rebelde erupción del mayo francés.
Los detonantes inmediatos de la revuelta se relacionan con la lucha contra un sistema universitario arcaico; con la creciente conciencia social de determinados sectores de la nueva clase media francesa que comenzaban a comulgar con la visión tercermundista, hecho notorio desde el conflicto con Argelia (ex – colonia francesa) en 1954; e indudablemente con el repudio generalizado a la intervención de USA en Vietnam, en torno al cual se definieron muchas de las nuevas izquierdas occidentales, incluida la Nouvelle Gauche francesa.
Por debajo, venía dándose un proceso algo más profundo y complejo relacionado con la irrupción de una fuerza social –antes inexistente– que intentaba hacerse un espacio en medio de estructuras sociales fuertemente tradicionalistas. Para Hobsbawm, a diferencia de otras clases o colectivos sociales más antiguos, los estudiantes no tenían un lugar concreto al interior de la sociedad, ni unas estructuras de relación definidas con las mismas.
Sin duda era una fuerza nueva. En el caso de Francia, al término de la Segunda Guerra, el número de universitarios no sobrepasaba los 100 mil y en 1960 los 200 mil. En el curso de esa década la cifra aumentó a cerca de 650 mil.
De un momento a otro, Francia se paralizó. Los estudiantes lograron arrastrar a amplios sectores obreros con un resultado asombroso: casi 10 millones de huelguistas en las calles asfixiando al gobierno del General De Gaulle.
Pese a ser la más grande manifestación popular contra un orden existente, mayo del 68’ no llegó a ser una revolución. En términos culturales, la revuelta logró un cambio de mentalidad asociado a la autodeterminación, la primacía de la realización personal, la creatividad, la autogestión, en fin la valorización absoluta del individuo por sobre toda regla y normativa autoritaria.
En términos sociales con la firma del Acuerdo de Grenelle el 25 de mayo –que puso fin a la huelga– se logró un aumento del salario mínimo en 35% (600 francos por mes) la legalización de secciones sindicales al interior de las empresas y de una cuarta semana de vacaciones pagadas al año.
Como corolario, el movimiento marcó el fin de la era De Gaulle, quien, tras un referéndum, debió abandonar el poder.

¿Qué queda hoy de mayo del 68’ después de 40 años?

Quise preguntárselo a la figura mediática más emblemática de esta revuelta Daniel Cohn Bendit –“Dany le Rouge”– hoy eurodiputado e irónicamente flamante promotor de la idea de olvidar este acontecimiento (el chico sonriente de esta magistral foto). Mi intento por contactarlo fue frustrado por una persona identificada como la Asistente nº 2 de este ex – revoltoso estudiante franco-alemán, hoy ya no tan incómodo con el mundo en el que vive. Como esperaba, Cohn- Bendit está por estos días tremendamente ocupado con sus asuntos en el parlamento europeo y con más de 200 peticiones de entrevistas de medios mucho más serios e influyentes que el irregular, antojadizo, pero noble Piso Dos [no le comenté a la amable Asistente nº 2 acerca de las estadísticas de mi cuenta de google analytics que arrojan cerca de 180 visitas mensuales a este blog, con cierta insistencia eso sí de fanáticos (as) que tengo perfectamente identificados (as) y a los (las) cuales aprovecho de agradecer su apoyo incondicional en esta nueva forma de hacer periodismo llamada “cuando yo quiero”].

Pero habían más, muchos más. Pese a ser una de las piezas claves, la revuelta no la hizo Cohn Bendit. Al lado de él y entre millones de estudiantes encendidos habían por supuesto otros dirigentes, menos carismáticos quizá pero igual de influyentes, como Alain Krivine, Jacques Sauvageot y Alain Geismar.

Con Krivine (el chico serio de esta no tan magistral foto) pude hablar sin mediar protocolo alguno. El “señor K”, así conocido en los pasillos de la Liga Comunista Revolucionaria francesa en la que ha militado durante 35 años, sigue plantado en la misma vereda política que pisó cuando se transformó en uno de los líderes de la revuelta. Eterno trotskista, su ánimo de imprimirle mayor radicalismo al movimiento entró frecuentemente en conflicto con el espíritu más desideologizada de la mayoría de los sesentaiochistas.

Krivine, uno de los que vivió día y noche en el Barrio Latino y se postuló a la presidencia de Francia dos veces –la primera el año 69’ con resultados desastrosos, la segunda, el 74’, le fue peor– reflexiona en exclusiva para Piso Dos sobre la revuelta de mayo. Y lo hace desde adentro, como uno de sus protagonistas. “K” sigue pensando en revolución.

¿Cuál fue su rol en el movimiento de mayo del 68?

Durante muchos años fui responsable de los estudiantes comunistas de la Sorbona y desde 1965 porta voz de las Juventudes Comunistas Revolucionarias. En ese contexto, yo participaba de todas las reuniones cotidianas entre los principales responsables del movimiento. En 1968 trabajaba a medio tiempo en una casa de edición, la que tuve que dejar desde que comenzó el movimiento para irme a vivir las 24 horas al Barrio Latino.

¿Cuáles fueron las causas a nivel internacional y nacional que originan la revuelta?
La revuelta estudiantil fue un fenómeno en el que se conjugaron dos grandes fuerzas. Primero, el cuestionamiento del anquilosado sistema de las universidades por parte de un naciente movimiento estudiantil formado principalmente por jóvenes de clase media. Esta revuelta universitaria se va a conjugar con una politización de la juventud durante las movilizaciones internacionales contra la intervención de Estados Unidos en Vietnam.
Pero en Francia, y más tarde en Italia, hubo una convergencia con el movimiento obrero. Durante 4 semanas Francia conoció la paralización general más grande de su historia, con 9 millones de obreros en huelga, ocupando sus fábricas y levantando banderas rojas.
Engañados por 10 años de demagogia el mundo del trabajo venía de entender que De Gaulle era de derecha, hecho evidente tras la ordenanza de 1967 que frenó los logros de la seguridad social. “Diez años es suficiente” se escuchaba comúnmente.

En ese momento el movimiento no tenía un programa definido. ¿Cuál era la estrategia bajo ese aparente desorden? Esta revuelta, en gran parte espontánea, no tenía ningún programa y ninguna estrategia. El movimiento quería todo: terminar con el capitalismo, el nacionalismo, la guerra, pero de manera confusa y sin ninguna alternativa creíble. Cada día se discutían las iniciativas del día siguiente pero no se lograban avances concretos. Por ello terminó siendo una revuelta, una insurrección, sin alcanzar a ser una revolución.

¿Podría haber existido tal revolución si el lazo entre estudiantes y obreros hubiese sido más fuerte? Una de las mayores debilidades era la fragilidad de los lazos entre estudiantes y obreros. La convergencia entre ambos grupos no iba más allá de las calles. La dirección del Partido Comunista educó a los trabajadores en la desconfianza hacia los estudiantes “pequeños burgueses y gaullistas”. Además, los obreros no estaban dispuestos a darle el poder a los líderes estudiantiles.

En ese momento usted era trotskista y el carácter del movimiento era más bien desideologizado… Justamente nosotros sabíamos hasta dónde el movimiento no iría, conocíamos sus debilidades, pero sin prever hasta dónde iría. Mi debate con Cohn Bendit era sobre la necesidad de no quedar pasivos frente a la falsa “democracia directa” de la Asamblea General. Frente a esa caricatura nosotros proponíamos la elección de delegados controlables y revocables capaces de aparecer a nivel nacional como un poder real y creíble frente al del Estado y, asimismo, de responder de manera concreta al grito de centenas de miles de manifestantes: “el poder a los trabajadores”. Para la mayo del 68’ era un intento por deconstruir toda ideología.

Entre todas las frases escritas en los muros de Paris ¿Cuál es la más representativa para usted? “Bajo el pavimento, la playa” (Sous les pavés la plage”), es un buen resumen, queríamos una sociedad completamente liberada.

¿Cuál es su reacción frente a la tesis de Cohn Bendit de olvidar mayo del 68’? Él dejó de creer en la revolución y en la necesidad de cambiar la sociedad, aún cuando guarda buenas ideas sobre los problemas que la aquejan. En el parlamento europeo, entre 1999 y 2005 nos topamos algunas veces sin tener mayor contacto. El se transformó en un buen liberal después de haber sido un buen vocero del 68. Cambió su mirada y está en su derecho.

En 2007 Sarkozy se hizo elegir llamando públicamente a odiar el movimiento de mayo. ¿Se puede hablar de un legado profundo del 68 en la sociedad francesa si una mayoría elige a un presidente que acusa a los sesentaiochistas de la decadencia de la sociedad? Esta ataque contra mayo del 68 resume el carácter agresivo, provocador y sobre todo reaccionario de Sarkozy. La mayoría de los franceses recibió mal esa agresión. Hay que decir que en los sondeos de opinión, Sarkozy pasó de tener un 60% de apoyo a un 35%.

Más allá de Grenelle, ¿Cuáles son los legados más importantes de mayo? ¿Qué queda en la sociedad francesa de la revuelta? El sistema capitalista ha hecho que la mayor parte de los acuerdos de Grenelle hayan desaparecido a causa de la inflación, las privatizaciones y la degradación de las condiciones de vida.
Por el contrario, queda la idea de que la sociedad se puede rebelar incluso en países capitalistas avanzados. Ahora bien, hoy día existen más razones para rebelarse que en la década del 60’, pero para lograr un cambio es necesario un programa alternativo de fuerzas políticas capaces de provocar una ruptura viable. Mayo del 68’ es un periodo bisagra que marca el comienzo de una nueva clase obrera y la aparición de nuevas fuerzas de movilización: las mujeres, los inmigrantes, los sin techo, los ecologistas.

En las últimas llamó mucho la atención Olivier Besancenot, candidato de su partido, quien obtuvo un apoyo considerable de la población. Pareciera que sus ideas, incluso su aspecto, están algo inspiradas por la ola sesentaiochista. ¿Qué representa Besancenot en Francia y cuál es el proyecto de la Liga Comunista Revolucionaria? Hoy día nosotros o somos capaces de entrar en un nuevo periodo o nos quedamos en el contexto de la mundialización y del sistema de libre empresa que atenta contra los pueblos y el mundo del trabajo. La izquierda reformista tradicional está en plena crisis porque la derecha no le da más que migajas para hacer reformas, por lo que se coloca frente a nosotros la necesidad de construir una nueva izquierda anticapitalista e internacionalista.
Ese es el proyecto de la Liga Comunista Revolucionaria en Francia y, claramente, una pieza clave en eso es Olivier Besancenot, quien alcanzó cerca de un millón y medio de votos en la última elección presidencial (la cifra más alta alcanzada por la izquierda antiliberal, obtuvo el quinto lugar de doce candidatos). El encarna de todas maneras el ánimo revolucionario del 68’, pero a la vez la renovación generacional indispensable para lograr que los sueños se transformen en realidad.
[producción, realización y traducción entrevista Piso Dos ©]