15 diciembre, 2010

LIMA EN 15

Escribo esta pequeña crónica luego de meses de profunda inactividad. Tengo 15 minutos para hacerlo, entre reunión y reunión. Estoy en un hotel en el distrito de San Isidro en Lima y ya debo partir a encontrarme con otra persona que no conozco.

Me vino un impulso implacable por describir esta ciudad. Es tercera vez en el año que estoy acá y luego de algunas buenas caminatas por grandes avenidas (no sé por qué me da por caminarla) puedo asegurar que debe ser una las 5 ciudades en el mundo con más alta tasa de bocinazos por minuto. Lo increíble es que 99% de ellos son simplemente producto de la severa impaciencia de los conductores. Porque aquí los recurrentes cruces suicidas de carros doblando en tercera fila no son castigados con ningún ruido.


Es especial Lima... con un grotesco casinito en cada cuadra con sus propios san pedros, de terno, corbata y detector de metales. Quizá uno de los más elegantes del barrio pobre de la avenida Faucett tiene varios metros de alto con una fachada dorada cartón piedra y una estatua de la libertad de 4 metros.


En Lima hay guardias por todos lados custodiando la entrada a distintos lugares, tiendas, restoranes, edificios. La riqueza rampante brilla demasiado –no se puede esconder– en medio de una ciudad con una buena parte aún a medio construir.


Me atrae Lima… La Lima de la Plaza de Armas y del barroquismo pop del Hotel España del centro. La Lima pudiente y pobre, la Lima que crece rampante sin tiempo para ser digerida. La Lima elegante, la de las buenas plumas de Jaime Baily o de Etiqueta Negra; la Lima de los Alan García, de los Toledo, de los vale otro. La Lima de la memoria corta, con Keiko con altas posibilidades de ir a segunda vuelta el próximo año. La Lima latinoamericana, la de las fuerzas centrífugas, la del eterno retorno, como el amor insano, el que mata lentamente, como el picor del rocoto luego de la primera mordida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegra muchisimo tu impulso implacable, regularmente entro a tu blog, y con desazón veía que tu tiempo se estaba consumiendo en tareas propias del quehacer cotidiano que nos oprime tanto el corazón

Felicitaciones por el retorno no nos prives de tu buena pluma,