17 diciembre, 2009

ESTA ES NUESTRA FIESTA

Me gustó esto de las matemáticas. Finalmente hablamos de una convención tal como lo es el lenguaje y, por ello, no podemos esperar el calce perfecto, menos cuando aplicamos operaciones básicas a la lectura de la sociorealidad.

Me he quedado pensando en una entrevista a Isabel Allende en la que cuenta con simpatía lo “regio” que se ve Chile desde fuera. Me he quedado pensando en nuestro reciente ascenso a la división de honor de la economía mundial (OCDE), al decir de Velasco. En los incontables ranking con los que nos hemos frotado la espalda durante los últimos años. Chile luce aparentemente limpio y esa es la tarea que había que sacar adelante durante todo este tiempo para sustentar el modelo de desarrollo económico vigente. Ello ha acelerado nuestra obsesión por vernos bien, por autogenerar representaciones arribistas de nosotros mismos, en las que aparecemos vestidos de gala, aunque con los calzoncillos cagados y los calcetines con papas.

Me he quedado pensando porque evidentemente la operación no calza. Hemos pasado a formar parte del club de países desarrollados el mismo día en que una mini turba –que parece en algún grado peligrosamente representativa– ha linchado a un lanza en plena calle al más puro estilo far west o pocos días antes de que la gran mayoría de los responsables de legislar hayan hecho la cimarra cuando habían tres leyes a discutir. Le escuché al candidato díscolo majaderamente la frase “Chile no puede esperar”. Él fue uno de los que no llegó.

Nunca tan grave, estas son sólo anécdotas al lado de todos los descuadres que hacen de ésta una ecuación imposible de resolver. La escandalosa distribución del ingreso; la concentración de los medios de comunicación (uno de los tantos sincretismos ejemplares entre dictadura y democracia) encargados de generar debate, de representar, de abrir puertas, de mover fronteras culturales; los pobres resultados del SIMCE y de la educación municipalizada en general; el miedo atávico y censurador por discutir temas tan básicos como los derechos reproductivos; la colusión de farmacias; de barones políticos depredadores de la democracia que todavía deciden con el dedo; el estado depresivo de varias regiones del país por las flojas políticas de descentralización… la triste estrechez de opciones cuyo más cercano epítome veremos en esta fangosa “fiesta de la democracia” el 17 de enero.

El pan y circo como bálsamo, mientras nos vamos colgando medallas.

Esta es una chingana con pinta de hacienda, en la que todo se ve lindo… sin lupa.

1 comentario:

Cuca dijo...

Quien puede pensar que mientras entramos a tan distinguido club de paises ricos, gastandonos una considerable suma de millones de dolares, el Estado hoy solicite a una organización comunitaria funcional sin fines de lucro,que se preocupa por la inclusión social e incorporación de personas con diagnóstico psiquiátrico al mundo del trabajo, tenga que licitar para poder obtener los recursos de financiamiento y se le cobre una boleta de garantía de $500.000. Esto no es más que la mejor muestra de "aparecemos vestidos de gala, aunque con los calzoncillos cagados..." más aun cuando debiera ser de responsabilidad estatal.
matematicamente no me cuadra